La Patria en Botines por un Mundial

 Hace poco menos de un año que uno de los temas más importantes y destacados por todos los medios de la Argentina, era la donación de órganos. El apego emocional era fuerte y diariamente podían verse y leerse historias de personas transplantadas exitosamente que vivían una vida normal.

Sin embargo, uno de esos transplantes, éxito de quirófano, tuvo un desenlace lamentable. La muerte de Sandro. Y como si este ¿fracaso? de la vida hubiera  invalidado todos los éxitos anteriores, el tema quedó en el olvido.

La realidad que nos hiere y asusta, no es que se olvidan que muchas personas fallecen diariamente por la falta de donación de órganos, es que se olvidan,  porque 2010 es un año de Mundial de Futbol.

Casi como en tiempo real, se puede acompañar el desarrollo y los pasos de todos los involucrados (Maradona y sus jugadores). En los principales canales de televisión, en los noticieros, comercios, en la calle y hasta en los discursos políticos de más alto nivel de Argentina, hora tras hora, el tema más relevante parece ser el Mundial

Esto no es un hecho nuevo. Aunque desde 1986, cuando salió campeona, la selección no haya logrado una participación regular presentando altos y bajos, para los medios locales es apuntada como la favorita al titulo en lo que pensamos como una manipulación velada para crear interés público.

Tan velada es esa manipulación que a través de Maradona, se puede hacer un estudio del pensamiento de toda una sociedad. Si una persona común adopta su comportamiento sería objeto de repudio, porque la soberbia, la drogadicción, el origen en una villa, la mala educación y malos modales no son aceptados y mirados con buenos ojos por el conjunto social. Pero medíaticamente, herramientas como recordar  sus logros del pasado (sus fallas fueron olvidadas definitivamente), buenas imágenes de relaciones familiares, emotivas en todos los sentidos y la constante comparación con los ídolos actuales, lo hacen ver siempre como un ícono, un paradigma a ser seguido inclusive por los más jóvenes que nunca lo vieron jugar.

A él, todo se le acepta y permite ciegamente puesto que de él se ha creado la imagen, la  representación de ser el mejor jugador de todos los tiempos, sin siquiera detenernos a comparar desde la estadística, la validez de nuestras creencias, que indudablemente tiene consecuencias importantísimas en el entorno de la comunidad.

Veamos este ejemplo

Maradona  

  1 Mundial                                                                   1 título por Boca Juniors  
1 Torneo del Rey 1983 – Barcelo                                    2 Torneos Scudetto de Napoli  

1 Supertorneo Itali                                                          1 Torneo Italiano 
  1 Torneo da  UEFA                                                      1 Torneo Artemio Franchi

Pelé

3 Mundiales;                                                                 2 Mundiales Interclubes

2 Copas Libertadores de America                                  10 Campeonatos Paulistas 

5 Torneos Brasil                                                           4 Torneos Rio - Sao Paulo  
1 Campeonato Nacional de Estados Unidos

Ambos Jugaron  21 Años

 Maradona :   692 juegos – 345 goles

  Pelé :       1363 juegos – 1281 goles

Para la Selección

Maradona : 90 juegos – 33 goles   

  Pelé : 92 juegos – 97 goles
A fin de cuentas, todos los países del mundo tienen sus estrellas históricas de futbol, como Francia a Zidane, Alemania a Franz Beckenbauer  y Gerd Muller, Italia a Giuseppe Meazza  o Brasia a Garrincha. Y es por su trayectoria en mundiales y títulos, aunque no lleven el apodo de Dios o de mejor del mundo, que son reconocidos en otros países sin el fanatismo que lleva el ídolo local argentino.
La sociedad por si sola no acepta y pone en práctica ciertas conductas y hasta se podría decir, sentimientos. Es un trabajo mediático, donde, solo con una buena oratoria, el individuo se torna héroe o villano, después de lo cual no se puedan dimensionar los alcances de una representación que si bien no está concientemente presente surge en momentos especiales y determinados de la sociedad.
La explicación para tanta convicción puede ser histórica. En el surgimiento de Maradona, el país sufría de uno de los períodos de mayor represión, ocasionada por la dictadura militar. Es sabido hoy que los medios eran censurados, por lo tanto, pudo haber sido un momento válido para crear una atmosfera más liviana al  desviar la atención general hacia otro objeto, que si bien ya venía creciendo como figura deportiva relevante, tal vez y solo tal vez, por si mismo, no hubiera alcanzado la notabilidad, que logró gracias a la ayuda de aquellos.
Es así que hay una sociedad entregada a un evento, el mundial, al que se acerca el ciudadano independientemente de su voluntad, no porque sea importante cotidiana e individualmente, sino porque cualquier noticia o realidad aunque fantasiosa o pequeña, indefectiblemente lo lleva a él. 
La afirmación anterior se basa en que, una simple mirada a lo que se expone en un quiosco, muestra en casi la mitad de los productos, los colores celeste y blanco impresos, alertando de una posible oportunidad de ganar premios que pueden incluso, llevarnos a Sudáfrica a ver los tan ansiados partidos de la selección.
El incentivo al consumo no deja de estar presente “activando creencias preexistentes de manos de una marca o un nombre de referencia”, Garbarino y Frávega, por ejemplo que además, garantizan que todos necesitan una TV  LCD. Entre programas de tv, álbum de figuritas, cremas de afeitar, galletitas, celulares, bebidas, yorghures, shampoos y hasta pañales infantiles, el mercado intenta lo que no se  logra por medio de la política, despertar en la sociedad un poquito de patriotismo que late mientras dura este evento y duerme luego que termine.
Hace tiempo que el futbol dejó de ser solo un deporte para tornarse un gran negocio desde donde un amplio sector de la economía mueve un país. De esta forma queda claro que los interese de un grupo que engloba grandes corporaciones y de las cuales los medios son instrumento, no solo propagan tendencias sino que desde su espacio, son formadores de realidades muchas veces ficticias, pero que la sociedad, al ser compartidas por un grupomayoritario de sus miembros, toma como verdaderas

Daniela Carvalho - Inés López - Liliana Hillegas